Estamos viviendo tiempos acelerados, en los que parece que el día no alcanza para todo lo que queremos o debemos hacer. Como mujeres, muchas veces tenemos múltiples roles; hijas, esposas, madres, profesionales, emprendedoras y en medio de tanto, podemos sentirnos cansadas, hasta frustradas por no rendir como quisiéramos.
Pero cuando recordamos que nuestro tiempo, nuestras habilidades, nuestros recursos materiales y espirituales viene de Dios, entonces nos debemos preguntar: ¿Estoy administrando bien lo que Él ha puesto en mis manos?
1. Todo lo que tienes ha sido confiado, no sólo dado
La Palabra de Dios nos muestra que somos administradoras, no dueñas. En la parábola de los talentos (Mateo 25:14-30), Jesús habla de un señor que reparte talentos a sus siervos según la capacidad de cada uno. Luego, se ausenta por un tiempo y al regresar les pide cuentas.
Este pasaje no es una historia lejana. Es una advertencia y un llamado. Dios nos ha confiado dones, recursos, tiempo, relaciones, oportunidades. Y un día nos pedirá cuentas. Esto no debe asustarnos, sino despertar en nosotras un deseo de vivir con propósito y conciencia, sabiendo que cada minuto cuenta, cada palabra edifica o destruye, cada decisión construye un legado.
2. El tiempo es un recurso precioso y no renovable
De todos los recursos que Dios nos da, el tiempo es el más delicado. No podemos detenerlo, no podemos acumularlo ni repetirlo. Una vez que pasa, se fue.
Por eso el apóstol Pablo nos dice:
“Aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.”Efesios 5:16
Aprovechar bien el tiempo no significa estar ocupadas todo el día. Significa saber qué cosas tienen propósito, y priorizarlas.
Hay momentos para descansar, para reír, para trabajar, para servir, para enseñar, para cuidar; pero no todo puede tener el primer lugar. La sabiduría está en discernir qué necesita atención, qué puedes delegar, qué puedes dejar.
Tal vez necesitas hacer menos y sermás Menos exigencias humanas y más obediencia a Dios. Menos presiones externas y buscar más la dirección De Dios.
3. Gestionar los recursos es más que saber ahorrar
Muchas veces limitamos la palabra "recursos" al dinero. Y sí, el dinero es un recurso importante que debe ser manejado con responsabilidad, generosidad y visión. Pero los recursos que Dios te ha dado son muchos más:
Tu hogar: ¿Es un lugar de paz y refugio? ¿O está lleno de estrés y caos innecesario?
Tus habilidades: ¿Las estás usando solo para ti o también para bendecir a otros?
Tu influencia: ¿Cómo estás usando tu voz, tu ejemplo, tu testimonio?
Tus emociones: ¿Estás dejando que dominen tus días o las estás rindiendo a Dios para que Él las sane y las use para Su gloria?
Administrar bien los recursos significa orden, mayordomía, responsabilidad, visión y discernimiento.
Dios no te pedirá que rindas cuentas por lo que no te dio. Pero sí te pedirá cuentas por lo que puso en tus manos; tus hijos, tu tiempo, tu llamado, tus finanzas, tu salud, tu entorno.
4. La sabiduría comienza con Dios, no con una agenda bien organizada
Hay muchas herramientas prácticas para gestionar el tiempo; agendas, aplicaciones, calendarios, planificadores. Y son útiles, claro. Pero ninguna herramienta funcionará si tu corazón no está alineado con la voluntad de Dios.
Proverbios 3:5-6 nos recuerda:
“Confía en el Señor con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus sendas.”
Tal vez hay actividades que no son malas, pero no son para ti en este momento. Tal vez estás invirtiendo energía en cosas que lucen productivas, pero que no te están llevando a cumplir tu propósito.
Es Dios quien endereza tus pasos. No es la agenda, ni el reloj, ni tus fuerzas. Es Su dirección lo que trae paz, orden y fruto verdadero.
5. La gracia no elimina la responsabilidad
A veces, al hablar de la gracia de Dios, pensamos que no pasa nada si no hacemos bien las cosas. Pero la gracia no es una excusa para que seamos negligentes. Es la fuerza divina que nos capacita para vivir como Dios quiere.
Dios no espera perfección, pero sí fidelidad. No espera que hagas todo, pero sí que hagas lo que Él te ha pedido. No espera que tengas la casa perfecta o la agenda llena, pero sí que vivas con propósito, amor y reverencia.
Administra con sabiduría
Hoy Dios te recuerda que tu vida no es una casualidad ni un accidente. Todo lo que tienes ha sido confiado con intención. Y tú, como hija de Dios, tienes la tarea de administrar con sabiduría.
Organiza tu tiempo con oración.
Usa tus recursos siendo agradecida
Prioriza la voluntad de Dios.
No te sobrecargues con lo que no te corresponde.
Confía en que Dios te guía paso a paso.
Recuerda que cuando somos fieles en lo poco, Dios nos confía lo mucho (Mateo 25:23). No necesitas hacer todo. Solo necesitas hacer lo que Dios te ha llamado a hacer, con amor, diligencia y gozo.
Dios no te ha llamado a vivir acelerada, sino alineada a su voluntad. No te ha dado recursos para que te agotes tratando de controlarlo todo, sino para que los administres con sabiduría, paz y propósito. Tú eres una mujer valiosa ¡Y estás llamada a resplandecer!
Te animo a que hoy te detengas un momento, ores y le preguntes al Señor: “¿Cómo quieres que use el tiempo y los recursos que me has dado?”
Él te responderá, te dirigirá y caminará contigo paso a paso. Porque cuando una mujer se ordena en Dios, todo a su alrededor comienza a florecer.