“El ladrón viene solamente para robar, matar y destruir; pero yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia." Juan 10:10"
Jesús no vino a fundar una religión, vino a devolvernos la vida que Satanás junto con sus demonios nos había robado. El Padre decidió dar vida al ser humano para desbordar su amor, su bondad y todo lo sublime que emana de Él. Se sintió satisfecho al crear la tierra, la naturaleza y los animales, su obra perfecta; pero su obra maestra fue la creación del hombre y la mujer, con quienes tendría una comunión íntima para revelar los maravillosos planes y propósitos que tenía para la humanidad. Hizo un planeta maravilloso, donde se podía convivir en armonía, amor y respeto.
Satanás, al ser una creación perfecta de Dios, quiso ser igual que Él. Se llenó de orgullo y se rebeló en contra del Señor, por esa razón fue expulsado del cielo al abismo, a un lugar oscuro, donde habita junto con los ángeles que se pusieron de su lado, los cuales son los demonios que envía a destruir al ser humano a causa del odio desmedido a Dios. Se ha ensañado con lo más preciado para el Señor, que es el ser humano.
Lucifer, como también se le llama, no es omnipotente, omnipresente, ni omnisciente como lo es Dios. No es todopoderoso, no puede estar en todo lugar, ni conocer nuestros pensamientos, pero sí puede influir en nuestra alma, siendo nuestra mente el campo de batalla donde los demonios envían sus dardos para engañarnos y manipularnos.
El Padre en su gran amor dio libre albedrío al hombre. No nos hizo esclavos, nos hizo libres porque el amor es libertad. Él desea que nuestro amor sea puro y sincero. Pero la triste realidad es que el hombre falló, se dejó seducir por el enemigo, haciendo que la humanidad cayera en pecado. Al infringir las leyes establecidas por Dios para que hubiera orden, bendición y una perfecta relación con Él, automáticamente todo cayó.
La humanidad desde entonces vive en un mundo caído, controlado por Satanás y los demonios, donde el enemigo estableció un reino donde hay principados, potestades, gobernadores de las tinieblas y huestes de maldad, que son los que controlan al mundo entero. Ha controlado y está controlando todos los sectores donde se mueve el ser humano, desde los niveles más bajos hasta las esferas más altas. Se ha disfrazado de muchas maneras, muchas veces como ángel de luz, y otras como lo que realmente es, sometiendo los corazones llenos de ambiciones desmedidas y egoístas para usarlos con el fin de destruir, robar y matar.
Ha creado falsas religiones, políticas absurdas para destruir las naciones, ha enviado espíritus para atormentar el cuerpo del hombre y la mujer con el único fin de destruir el perfecto diseño de Dios. Tiene diferentes maneras de manejar a los que le han dado la espalda al Señor; algunas de ellas son con todo tipo de brujerías y hechicerías, envidias, pactos, sociedades satánicas de alto nivel que son los que gobiernan este mundo. Ha tocado la niñez, que es lo más puro, usando a personas malvadas para satisfacer sus pasiones más pervertidas y otros actos despreciables que son interminables, con el fin de llevar las almas al infierno.
Muchos creen que lo que el padre de la mentira les da es para siempre, pero no es así; lo que él da se lo cobra. Es lamentable el final de las personas que le han dado la espalda al Padre y no obedecen sus mandatos. El final que les espera es una vida eterna en el infierno por haber optado por la maldad.
“Y ahora, hermanos, busquen su fuerza en el Señor, en su poder irresistible. Protéjanse con toda la armadura que Dios les ha dado, para que puedan estar firmes contra los engaños del diablo. Porque no estamos luchando contra poderes humanos, sino contra malignas fuerzas espirituales del cielo, las cuales tienen mando, autoridad y dominio sobre el mundo de las tinieblas que nos rodea. Por eso tomen toda la armadura que Dios les ha dado, para que puedan resistir en el día malo, y después de haberse preparado bien mantenerse firmes.” Efesios 6:10-13
Pero el Padre, en su gran amor y misericordia, permitió que la humanidad siguiera en este mundo a pesar de la desobediencia. Desde el principio hasta este momento, nos ha dado la oportunidad de volvernos a Él. Pudo desaparecer de un plumazo este mundo, pero nos ama tanto que en su infinita bondad y misericordia envió a su Hijo amado para expiación de nuestros pecados. Por nuestra naturaleza pecaminosa siempre vamos a fallar, y al fallar le damos derecho legal a Satanás para que los demonios entren por las puertas que abrimos al estar en desobediencia.
No es por nuestros méritos que somos salvos y bendecidos, pues nadie en este mundo puede salvarse por sí mismo, sino por lo que Jesús hizo por nosotros. No son nuestras obras las que tocan el corazón del Padre, sino nuestro arrepentimiento, obediencia y amor a su Hijo amado, nuestro Señor y Salvador. Satanás ya no tiene ningún poder sobre los hijos de Dios.
“Pues Dios amó tanto al mundo que dio a su Hijo único, para que todo aquel que cree en Él, no muera, sino que tenga vida eterna.” Juan 3:16
Jesús venció la muerte, vino para salvarnos y llevarnos a la vida eterna, pero también estableció su reino en los corazones de los que le aman para que aquí en la tierra cumplamos su propósito. Nos ha dado vida en abundancia por medio de su Santo Espíritu que habita en nosotros, manifestando sus frutos de fe, amor, paz, gozo, humildad, mansedumbre, templanza, paciencia. Esa vida fluye en un corazón rendido y arrepentido. Además, nos da discernimiento y sabiduría para tomar las decisiones correctas que nos llevan a la prosperidad de nuestra alma, nuestro cuerpo, nuestra familia y lo material que necesitamos para vivir en este mundo.
Cuando reconocemos que no somos nada por sí solas, es cuando empezamos a vivir. Todas las cosas fueron sometidas a Jesús. En la cruz del Calvario pagó el precio que nosotros no podíamos pagar; solo con su Sangre Santa podía vencer a Satanás y le quitó los derechos que tenía sobre cada uno de nosotros.
“Cristo mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz, para que nosotros muramos al pecado y vivamos una vida de rectitud. Cristo fue herido para que ustedes fueran sanados.” 1 Pedro 2:24
Por lo tanto, busquemos a nuestro Señor con un corazón humilde y sincero, reconociendo nuestros pecados y nuestras debilidades. Sin Él no somos absolutamente nada. Él nos ama y desea transformar completamente nuestras vidas y la de nuestras familias. Nos quiere sanos y bendecidos en todas las áreas de nuestras vidas.
Estamos viviendo tiempos muy peligrosos, Satanás anda como león rugiente, matando, robando y destruyendo. Pero en Jesús somos más que vencedoras porque venció por nosotros. En Él tenemos vida, y vida en abundancia.
“Pero en todo esto salimos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.” Romanos 8:37
Mujer, tú no fuiste creada para vivir en cadenas, ni para cargar culpas que Jesús ya llevó en la cruz. Fuiste diseñada con ternura divina, con propósito eterno y con un valor incalculable. La resurrección de Cristo no solo venció la muerte, sino que también levantó tu dignidad, sanó tus heridas emocionales y restauró tu identidad como hija del Rey. Hoy puedes caminar en libertad, con la cabeza en alto, sabiendo que el Creador del universo te llama por tu nombre y te dice: “Tú eres mía”.
Muchas veces el enemigo ha intentado apagar tu luz, sembrar mentiras en tu mente, hacerte creer que no vales, que estás sola, que no hay esperanza para ti. Pero hoy, por el poder del Cristo resucitado, esas mentiras se derrumban. Jesús vive y está contigo. Él es tu defensor, tu proveedor, tu sanador, tu mejor amigo. Él ha visto tus lágrimas en la soledad, tus luchas silenciosas, y hoy te dice: “No temas, yo soy tu fuerza. Yo estoy contigo. En mí tienes una nueva vida”.
Levántate mujer, resplandece, porque ha venido tu luz, y la gloria del Señor ha nacido sobre ti. No importa lo que hayas vivido en el pasado; tu presente y tu futuro están en manos del Dios de la vida. Eres llamada a florecer, a caminar con fe, y a irradiar su luz. Porque cuando una mujer se encuentra con Jesús, su alma se enciende, su corazón se sana y su vida se transforma para siempre. Hoy es el día para volver a vivir.